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Facilitando el duelo en el adulto |
Algunas
personas
encontraran
consuelo
por la
perdida
de un
ser
querido
acudiendo
a su
sacerdote
de
confianza,
a sus
amigos,
al
ejercicio
físico o
aumentando
sus
horas de
trabajo
diario;
para
otros
podrá
ser útil
estar en
un grupo
de
auto-ayuda
o acudir
a los
especialistas
en
duelo.
En esto
casos,
siempre
se
acercara
mucha
gente
que
querrá
"arreglar"
nuestras
vidas:
Escuchémosles
y
démosles
gracias
por su
interés.
El
alcohol
o las
drogas
no son
la forma
más sana
o
apropiada
de
encontrar
consuelo;
esto
solo nos
añadirá
mas
problemas.
Para
lograr
la
recuperación,
debemos
cumplir
con una
serie de
"tareas";
estas
tareas
son
tanto
emocionales
como
instrumentales;
es
decir,
debemos
aprender
tanto a
enfrentarnos
con los
sentimientos
de
soledad
como a
poner
una
instalación
eléctrica,
arreglar
un fogón
o pagar
los
impuestos.
Estas
tareas
son:
Primera
tarea
Uno de
los
aspectos
mas
importantes
para
facilitar
nuestra recuperación
es
buscar
información
acerca
de lo
que es y
lo que
se
siente
durante
el
duelo,
cuanto
dura,
que
factores
modifican
o
alteran
el
proceso
de recuperación,
etc., en
definitiva.
Educación
en duelo
Esto
evita
muchos
tipos de
interpretaciones erróneas
y
angustias
innecesarias.
Segunda
tarea
Recordar
todos
los
eventos
relacionados
con la
muerte,
es
decir,
las
circunstancias
alrededor
de la
misma.
Al
repetir
una
revisión
de la
muerte o
notificación
de la
misma,
la
realidad
se hace
mas
clara y
mas
detalles
acuden a
la
conciencia,
al mismo
tiempo
que el
deudo
experimenta
recuerdos
relacionados
al
difunto.
Cada
repetición,
aunque
muy
dolorosa,
permite
una
mayor
descarga
de
angustia
y dolor.
Tercera
tarea
Abordar
o coger
cada uno
de los
componentes
de
nuestro
dolor y
realizar
las
actividades
necesarias
para
favorecer
su
cicatrización:
a.
Respecto
al dolor
biológico,
es
decir,
al dolor
del
cuerpo,
deberemos
acudir a
nuestro
medico
de
confianza
para que
estudie
y/o
trate
nuestro
dolor y
nos
aconseje
al
respecto.
Si
permitimos
que este
dolor
continúe
sin
ninguna
atención
medica,
puede
llegar a
absorber
mucha de
nuestra
atención
y
retrasar
nuestro
proceso
de
recuperación,
sin
olvidar
que
puede
relacionarse
con una
enfermedad
de mayor
o menor
gravedad
que
también
retrasaría
nuestra
recuperación.
b.
En
cuanto
al dolor
psicológico,
debemos
recordar
lo mas
detalladamente
posible
nuestra
vida con
el ser
querido
perdido.
Este
ejercicio
(que
puede
utilizar
todo
tipo de
artificios
como
fotografías
y
objetos
familiares)
tiene
como
propósito
ayudarnos
a
continuar,
separar
y
establecer
los
limites
apropiados
que nos
diferencien
del ser
querido,
confirmando
así
nuestra
identidad
personal
y
recuperando
la
confianza
en
nosotros
mismos.
c.
Para
tratar
con el
dolor
social
(el
dolor
por la
sociedad
y su
forma de
ser),
debemos
deshacernos
de forma
constructiva
de toda
nuestra
rabia y
odio (de
una
forma
que sea
sana
para
nosotros
y no
produzca
daño a
otros),
de tal
forma
que no
sea un
obstáculo
para
nuestro
proceso
de
recuperación.
Podremos
utilizar
todo
tipo de
artilugios,
tales
como un
saco de
boxeador,
una
pelota
contra
una
pared,
jugar al
tenis u
otros
deportes
parecidos
que
impliquen
una
intensa
actividad
física
de tirar
o
golpear
una
pelota
contra
una
pared.
Una vez
descargada
esta
pesada y
dolorosa
carga,
ya
podremos
mirar
con
otros
ojos y
pensar
cual
puede
ser
nuestra
contribución
para que
la
sociedad
en que
vivimos
sea un
poco
mejor.
d.
Para
el dolor
familiar,
es
decir,
el dolor
de
nuestros
otros
seres
queridos,
debemos
tratar
de
recuperar
una de
las
funciones
mas
importantes
de la
familia,
la de
apoyo y
soporte
mutuo,
mediante
una
buena
comunicación
y
utilizando
la
terapia
o técnica
del
"hombro-oído-abrazo":
es
decir,
prestando
nuestro
hombro y
pecho al
dolor
del otro
y
nuestro
oído a
su
angustia
y dolor
a través
de un
escuchar
sin
interrumpir;
además,
como en
toda
situación
angustiante,
un
abrazo
familiar
y
cariñoso
será
siempre
un buen acompañante.
e.
Respecto
al dolor
espiritual
(el
dolor de
nuestra
alma),
la fe y
el
consejo
espiritual
podrán
ser la
alternativa
mas
apropiada.
f.
En
relación
con el
dolor
que el
pasado
nos
produce,
debemos
nuevamente
recordar
lo mas
detalladamente
posible
nuestra
vida con
el ser
querido
perdido,
actividad
que
realizaremos
siempre
con el
mayor
numero
posible
de
nuestros
familiares
presentes,
cada uno
aportando
sus
propios
recuerdos,
dificultades,
anécdotas
y
curiosidades.
Podemos
utilizar
igualmente
fotografías
y
objetos
familiares
para
lograr
una
mayor
reconstrucción.
Este
ejercicio
tiene
como
propósito
llegar a
establecer
un
sentimiento
de
reconciliación,
paz y
gratitud
con ese
rico
pasado
vivido
con
nuestro
ser
querido
perdido,
confirmando
así
nuestra
identidad
familiar
y
estableciendo
las
bases
para un
futuro
diferente
y nuevo.
g.
El
analgésico
que
necesitamos
para
calmar
el dolor
que el
presente
nos
produce
solo
podemos
encontrarlo
en la
intimidad
de
nuestra
familia,
en sus
fuerzas
de apoyo
y
soporte
y en la
técnica
del
"hombro-oído-abrazo".
Es ella
quien
nos infundirá
seguridad
y
confianza
y nos
proporcionara
un
modelo
de
estabilidad
y
continuidad
al no
desistir
en el
contacto
mutuo ni
dejarse
abrumar
por la
ausencia
aparente
de
soluciones
a los
distintos
problemas.
h.
Finalmente,
para el
dolor
que el
futuro
nos
produce,
no hay
mejor
analgésico
que la
familia:
si
logramos
alcanzar
un
sentimiento
de
reconciliación,
paz y
gratitud
con ese
rico
pasado
vivido
con
nuestro
ser
querido
perdido,
confirmar
nuestra
identidad
familiar
y lograr
de la
familia
la
seguridad
y la
confianza
y el
modelo
de
estabilidad
y
continuidad
necesarios,
estaremos
estableciendo
las
bases
necesarias
para un
futuro
en
comunidad
con
nuestra
familia
y
nuestro
dolor.
Cuarta
tarea
Recuperar
nuestra
realidad,
nuestro
sentido
de la
vida,
nuestra
personalidad
integra
y la
confianza
en el
mundo
puede
llegar a
ser una
de las
tareas
más
difíciles
de la
recuperación.
Esto
significa,
entre
otras
cosas,
enfrentarse
con la
desorganización
y la
adaptación
a un
entorno
sin el
ser
querido.
Es
también
uno de
los
factores
que hace
que el
proceso
de
recuperación
tome
tanto
tiempo
como 3-4
años si
no
existen
complicaciones.
Debido a
que cada
ser
humano
participa
en mayor
o menor
intensidad
de
nuestra
realidad,
de
nuestro
sentido
de la
vida, de
nuestra
personalidad
integra
y de
nuestra
confianza
en el
mundo,
un
primer
paso es
establecer
que
tanto de
cada uno
de estos
elementos
(realidad,
sentido
de la
vida,
personalidad
y
confianza)
estaba
absorbido
por o dependía
de
nuestro
ser
querido
perdido.
Una vez
alcanzado
este
objetivo,
debemos
entonces
utilizar
"lo que
queda"
como
elemento
o base
para su
reconstrucción.
Mas
énfasis
deberemos
poner en
aquellos
aspectos
que mas
seriamente
se vean
afectados
por su
dependencia
del ser
querido.
Como
recuperar
nuestra
realidad:
La
realidad
que
sirve
como
base a
todas
nuestras
acciones,
interacciones
y
expectativas
(es
decir,
la
rutina
diaria,
nuestras
conversaciones
con
otros,
nuestra
forma de
reaccionar
a las
cosas,
nuestros
proyectos,
ilusiones,
etc.)
puede
hacerse
pedazos
en mayor
o menor
medida
según
participase
en ella
nuestro
ser
querido.
Si
logramos
clarificar
lo que
nos
queda de
ella en
cada uno
de sus
elementos
(rutina
diaria,
conversaciones
con
otros,
nuestras
reacciones,
proyectos,
ilusiones,
etc.)
utilizaremos
estos
"desechos"
como
elementos
para su
reconstrucción.
Esto
significa
que
debemos
establecer
cuales
son cada
uno de
los
elementos
que
componen
nuestra
realidad
y
realizar
el
ejercicio
con cada
uno de
ellos.
Esta
tarea
podemos
hacerla
solos,
con la
ayuda de
un
terapeuta
o, mas
apropiadamente,
con la
ayuda de
nuestros
familiares.
Como
recuperar
nuestro
sentido
de la
vida:
El
sentido
de la
vida que
sirve
como
base a
nuestra
relación
diaria
con
otros y
con el
mundo, y
a
nuestros
propósitos
del
presente
y planes
para el
futuro,
puede
igualmente
hacerse
pedazos
en mayor
o menor
medida
según
participase
en el
nuestro
ser
querido.
Si
logramos
clarificar
lo que
nos
queda de
ese
sentido
de la
vida en
cada uno
de sus
elementos
(propósitos
del
presente,
planes
para el
futuro,
etc.)
utilizaremos
estos
"desechos"
como
elementos
para su
reconstrucción.
Esto
significa
que
debemos
establecer
cuales
son cada
uno de
los
elementos
que le
dan
sentido
a
nuestra
vida y
realizar
el
ejercicio
con cada
uno de
ellos.
Esta
tarea
podemos
hacerla
solos,
con la
ayuda de
un
terapeuta
o, mas
apropiadamente,
con la
ayuda de
nuestros
familiares.
Como
recuperar
nuestra
personalidad:
Es
verdad
que
nuestra
personalidad
depende
de
muchas
variables,
si bien,
cuando
convivimos
muchos
años con
una
persona
llega
uno a
tal
grado de
intimidad
que uno
puede no
saber
que es
realmente
de uno y
que era
del
otro,
creando
una
forma de
confusión
entre
nuestras
personalidades.
Así, si
logramos
clarificar
lo que
realmente
pertenece
a
nosotros
en cada
uno de
los
elementos
de
nuestra
personalidad,
utilizaremos
esto
como
elemento
para
reconstruirla.
Esto
significa
que
debemos
establecer
cuales
son cada
uno de
los
elementos
que la
componen
y que no
pertenecían
al otro;
es, de
alguna
forma,
como
volver a
descubrir
que
somos y
para
donde
vamos.
Nuestros
familiares,
amigos,
un
terapeuta
o
nuestro
grupo de
duelo,
pueden
actuar
temporalmente
como
"sustitutos
interinos"
(es
decir,
como una
compañía
pasajera
mientras
pasamos
la fase
aguda y
nos
sentimos
capaces
de
reanudar
nuestras
otras
amistades)
con el
fin de
contribuir
a la
confirmación
de
nuestra
identidad
(es
decir, a
que
seamos
capaces
de
reconocer
lo que
es
nuestro
y no del
ser
querido
perdido)
y a
nuestra
auto-estima,
y
participar
de
nuestra
interacción
social
durante
el
tiempo
que
precise
el
seguimiento
del
duelo.
Además,
también
pueden
ayudarnos
a
abordar
y
manejar
diferentes
problemas
prácticos
(económicos,
vivienda,
hijos,
etc.).
El
objetivo
no es
aconsejar
a los
deudos
sobre
como
manejar
sus
problemas,
sino en
darles
la
oportunidad
de
anticipar
y
comprobar
varias
estrategias
para
abordarlos
(enfrentarlos),
guiando
la
discusión
en lugar
de
explicar
que es
lo que
esta
bien y
que lo
que esta
mal.
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