Dios nos lleva en sus brazos
Un bellísimo poema enseña que, en los
momentos de mayor angustia y dificultad, Dios no nos
abandona, sino que nos lleva en sus brazos. El sabe que
nuestros pies se debilitan demasiado, y que perdemos
hasta el deseo de caminar. Solo con la fuerza de Dios,
usted lograra seguir el camino en medio de tal
situación.
Dios nos lleva en sus brazos cuando nos entregamos a el
confiados. Cuando encontramos en El todo nuestro refugio
y esperanza. Y la esperanza abre un canal para que la
gracia y el consuelo divino actúen en nuestra vida.
Dios nos lleva en sus brazos también a través de
nuestros amigos y conocidos que, en la hora de la
perdida, nos abrazan, lloran o sonríen, nos consuelan y
reaniman. Si, Dios se hace presente y realiza verdaderos
milagros a través de ellos.
Dios nos lleva en sus brazos, cuando en determinado
momento de oración o plegaria, intuimos cual es su
verdadera voluntad. Cuando comprendemos que El es el
Dios de vida y no de muerte, y que siempre estuvo a
nuestro lado. Simplemente, no nos debamos cuenta de su
presencia.
Si, amigo mío, las nubes pueden esconder el sol por un
momento, pero no apagarlo. De igual forma, las nubes del
sufrimiento y del dolor pueden impedirle ver o sentir la
presencia de Dios a su lado, pero no pueden negar su
existencia. Cuando usted se siente solo, Dios lo lleva
en sus fuerte brazos de Padre.
Su hija o su hijo ha resucitado
Si usted es cristiano, tenga fe: su hija,
o su hijo
que murió, ha resucitado. Y la resurrección no es mas
que la plenitud de la vida para quienes hacen el bien en
esta tierra. Una alegría sin fin, certeza de saborear
eternamente la paz de la presencia de Dios.
En el mundo nuevo, el mismo Dios de la vida prometió que
enjugaría toda lagrima. Allí no habrá mas dolor,
tristeza o separación. El Señor será todo en todos. Si
viviéramos solo para la vida presente, nos dice el
apóstol Pablo, seriamos los mas desdichados de los
mortales, pero vivimos con una seguridad: hay algo mas
allá de la noche oscura de la muerte. Hay una luz que
brilla siempre, siempre, al final de este túnel. Del
otro lado, nos espera un mundo nuevo, con un brillo de
resurrección.
Una vez muertos en gracia de Dios, alcanzaremos la
plenitud de lo que podríamos ser en esta tierra pero no
conseguimos a causa de nuestras limitaciones físicas y
temporales. Dios completara con su gracia lo que falto a
nuestra pobre vida.
Jesús, Dios y hombre verdadero, nuestro salvador y
redentor, resucito y abrió para nosotros las puertas de
la resurrección. El es nuestra certeza y garantía de la
victoria final sobre la muerte. !Con el todos seremos
vencedores!
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